Leyendas urbanas

Largo y tendido se ha hablado sobre ellas. Que si cocodrilos albinos en las alcantarillas, los que van sin luces esperando cruzarse con alguna buena persona, el que se arrancó un brazo a mordiscos sólo para no despertar a la fea con la que había amanecido… Pero aún hay historias sorprendentes. Como la del tío que va a comprar mierda pa fumar y le dan eso, un ñuzo. Os lo podéis creer o no, pero es cierto. Joder, el tío ese pagó por un trozo de cagada. ¿Se dió cuenta antes de empezar a desmigarlo? Eso ya no lo sé. Ya no se puede confiar ni en los dilers, ¿a dónde vamos a llegar? Qué pobre hombre, la verdad es que me reí mucho cuando me lo contó uno de mis colegas politoxícomanos (de los que lo niegan) en una de las reuniones que hacemos con más gente digamos… normal. Bueno, que me reí mucho, pero ahora me da mal rollo, una especie de «puede pasarme a mí». San Chuck Norris no lo permita.

Y al hilo del tema, aquí tenéis When the shit goes down de los Cypress Hill, todo un clásico. Y que les jodan a los diseñadores, causa y a la vez efecto de la moderna modernidad inaguantable.

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